martes, 3 de mayo de 2011

Actor vs. personaje

Resulta difícil hallar una teoría que relacione la regla general que existe a la hora de seleccionar actores que encajen en sus personajes. De hecho no existe. Sin embargo, se podrían establecer una serie de ejemplos que nos ayuden a una teoría provisoria.

De por sí, una buena actuación es aquella que lejos de resultar exagerada, es decir sobre actuada, resulta natural y por tanto llega a hacernos creer que lo que sucede en la pantalla, podría suceder perfectamente en la realidad. Para lograr esto, es imprescindible que el actor o actriz, sepa meterse totalmente en su personaje y cuando actúe, no sea más Johnny Depp, sino Jack Sparrow. En la teoría resulta fácil para describirlo, sin embargo la práctica viene a ser un poco más complicada.

En parte serán importantes las experiencias personales que el actor pueda tener. Es decir, que lo vivido tenga cierta relación con lo que debe vivir el personaje. Alguna experiencia concreta, o sensación momentánea que llegue a repetirse en el film, enriquecerá la actuación. De este modo, le será más fácil meterse en el personaje pues podrá revivir algo que ya conoce. Un buen actor es aquel que sabe aprovechar lo que de su pasado tiene a su disposición.

Recuerdo unas entrevistas a Roland Joffé –director de “The killing fields” y “The misión”- a raíz de su último trabajo “There Be Dragons”. El título del mismo se refiere metafóricamente a los dragones que cada uno pude llegar a tener: de odio, de amor, de traición, de perdón, etc. Los dragones son esos puntos oscuros y sin explorar de nuestra vida que en momentos determinados salen a la luz. Uno de los personajes, tiene una experiencia dura al tener que traicionar a sus amigos, a su tierra, convertirse en enemigo de sus amigos; y cuando su cabeza no aguanta más esta dura prueba, rompe a llorar al pensar en lo sucedido. El actor que encarga a este personaje es Wes Bentley, quien cuenta que en un momento de su vida estuvo metido en las drogas y a punto de perderse del todo. El haber encontrado este papel en There be Dragons fue para él un revivir. Sus drogas, habían sido sus dragones. En la escena cuando comienza a llorar, Roland Joffé cuenta que cuando terminaron de grabarla y grito »corten«, Wes Bentley seguía llorando y lo siguió haciendo por largo rato. Estaba reviviendo sus experiencias y extirpando sus dragones. El personaje y su persona eran todo uno.

Generalmente, los actores profesionales dedican algunos meses para poder conocer a su personaje y sobre todo, si este les exige ciertas características físicas o mentales. Natalie Portman para su papel en The Black Swan, se entrenó por tres meses para que sus pasos de baile resultaran creíbles e incluso mostrara que, como en la película, se dedicaba a eso por varios años. Natalie Portman obtuvo el Oscar a mejor actriz. Otro ejemplo es Christian Bale, quien tuvo que adelgazar para interpretar a un boxeador drogadicto y acabado. El cambio de imagen, le sirvió también para meterse en su personaje. Él también obtuvo el Oscar por mejor actor de reparto.

Sin embargo, resulta a veces complicado hallar actores que puedan tener cierta relación con sus personajes. De hecho, si se da, es un punto que se descubre luego, cuando el propio actor sabe encontrar la experiencia personal que puede servirle. Si por el contrario, esas experiencias no existen, o están muy ocultas, habrá que descubrirlas, quitarles el polvo y aprovecharlas. En este punto es de vital importancia la figura del director, y más en concreto, la »dirección de actores«. En general, los personajes de las películas de directores como Mel Gibson o Clint Eastwood, realizan actuaciones sorprendentes y en buena parte esto se debe a que sus directores fueron y son actores consagrados. De este modo, soben lo que quieren de los personajes, y lograr hallarlo. Angelina Jolie cuando fue nominada a mejor actriz en su papel en la película Changeling, fue justamente dirigida por Clint Eastwood y de seguro en buena parte a raíz de esto. Apokalipto, película dirigida por Mel Gibson, cuenta con un casting en su mayoría de actores sin experiencia o desconocidos. Mel Gibson de manera magistral supo mostrarles lo que necesitaba de ellos y resultó una obra maestra en todo sentido.

Otro director que merece ser citado, es Gillermo del Toro. En algunas de las entrevistas a raíz de su galardonada »El laberinto del Fauno«, contaba que en una ocasión tenía a un actor que no era muy bueno –por discreción no quiso revelar el nombre. Ante el riesgo de no poder grabar la escena requerida, comenzó a retar al actor e incluso insultarlo, pero de manera muy inteligente: »me has mentido, me dijiste que eras un buen actor. No me sirves. Me arruinarás la película. No sabes actuar«. Ante esto, el actor comenzó a llorar, disculparse y replicar que sí podía hacer su trabajo. Mientras el actor lloraba y gritaba, Gillermo del Toro encendió la cámara y grabó su escena. El resultado fue excelente. Existen miles de formas para sacar lo que se necesita de un actor, este es sólo un ejemplo.

El español Rodrigo Cortés al dirigir Buried, película que en pocas palabras cuenta como un hombre se despierta dentro de un cajón enterrado en Irak, quiso que su personajes interpretado por Ryan Reynolds, viviera la experiencia de cerca. Para ello, lo metió en un cajón de madera, igual al de la película y selló toda la tapa con clavos. Allí lo dejó un buen rato para que sintiera lo claustrofóbico que sería una experiencia parecida. En la película, los resultados obtenidos son muy creíbles.

Pero quizá el ejemplo más gráfico que nos podría acercar a esto de relacionar al actor con su personaje, es la opera prima de Quentin Tarantino, Reservoir Dogs. En la misma, se cuenta como un grupo de gansters luego de haber robado un banco, tienen problemas y traiciones dentro del grupo. Cuando se había reunido el casting completo, los actores y el director comprobaron que todos los que estaban reunidos, habían pasado un tiempo en la cárcel. Tarantino en ese momento pensó que esos actores eran la mejor elección para su película, porque todos sabían lo que era sufrir en la cárcel, todos habían odiado policías, y todas estas características eran esenciales para el film. El resultado también fue asombroso.

Como hemos visto, no existe ninguna regla estipulada que nos indique cuál es la mejor forma de encontrar el actor indicado para un papel. Sin embargo, el que existan experiencias personales parecidas a las que se deben revivir en el film, enriquecerá en buena parte la actuación. Cuando no existan, será deber del director y del actor, encontrarlas. A los que logren con éxito realizar esta tarea, probablemente construyan un personaje inolvidable.